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¿QUÉ PASA EN EL CUERPO DURANTE UNA RABIETA?

Los niños*niñas sienten rabia y la expresan en modo de rabietas. A ellos les da igual si es en casa o en el supermercado. Pero ¿qué pasa en el cuerpo durante una rabieta? ¿Qué pasa en nuestro cerebro?

¿Sabías que hay dos tipos de rabietas? ¡Seguro que intuitivamente sí!

Una de ellas se origina en la parte superior del cerebro: se trata de la rabieta consciente: El niño*la niña está enfadado*a y quiere expresar su rabia (para conseguir un propósito). En este caso, puede controlar su cuerpo, puede escuchar, razonar y tomar decisiones.

Por ejemplo: María (2 años) y su madre están en el supermercado. María quiere chucherías. Pero mamá no quiere comprárselas. Entonces María empieza a chillar, patalear y pegar. Mamá vuelve a decir: „he dicho que no, para de una vez“. El berrinche crece, la gente en el supermercado empieza a mirar y a chasquear la lengua. Mamá nota que la tensión sube y suda. Al final le compra a María las chucherías. En cuanto María consigue su propósito, termina con la rabieta, se tranquiliza y se relaja. Ha conseguido lo que quería y la rabieta se pasa súbitamente. (Atención, no estoy juzgando el comportamiento de la niña como negativo. De esto hablaré más profundamente más adelante).

¿Qué podemos aprender del comportamiento de María? Que en este tipo de berrinche podemos negociar con ella y enseñarle dónde está nuestro límite. Es posible explicarle la situación y llegar a un acuerdo.

El otro tipo de rabieta tiene lugar en la parte inferior del cerebro: la amígdala toma el control de la situación y secuestra al cerebro. Cualquier posibilidad de analizar, escuchar, entender, razonar… es imposible. El niño*la niña no puede controlar ni su cuerpo ni sus emociones.

María y su madre van a comer. María quiere lavarse las manos sola, mamá le ayuda y le sube demasiado las mangas de la camiseta. Las mangas están demasiado altas para María y explota en un ataque de rabia: llora, grita y pega.
Enfadarse porque una manga está demasiado alta… no tiene sentido lógico. En este caso no se puede negociar, ni hablar, ni explicar… No te tomes personalmente lo que pueda decirte tu hijo*hija en este caso. No tiene ni control ni intención. Es el momento de acercarse poco a poco, consolar y abrazar con mucho amor hasta que se pase. Después se puede hablar del tema.

Y todo esto ocurre a cualquier edad… También en la edad adulta.