La Plastiquería y LaBrújula llevamos colaborando desde hace mucho tiempo, no sabemos decir cuánto. Desde mucho antes de que naciera LaBrújula. Y yo no sé si por la morriña o a modo de reverencia, me he puesto a escribir este artículo y a visibilizar esos años donde co-creamos talleres y nos pusimos a investigar: escribimos un cuadernito juntas y nos fuimos a Marruecos a observar los dibujos infantiles.
Así que, querida Plastiquería, aquí va mi pequeño homenaje y agradecimiento:
¿Te acuerdas de nuestro primer taller juntas? Se llamó Piensa en abstracto y exploramos diferentes matices de la música: durante una semana buscamos los sonidos característicos de La Plastiquería, hicimos una banda sonora y un jardín sonoro, le pusimos música a un cuadro de Miró y compusimos un villancico abstracto. Yo estaba en el segundo año de educación infantil y venía con un montón de ideas locas que me habían enseñado en Berlín y que tú aceptaste incondicionalmente.
Ese verano nos volvimos a reunir y montamos el taller Dando forma al material, durante toda la semana fuimos explorando diversos materiales: papel, madera, plástico, tela y nos dejamos inspirar por ellos. De este taller salió nuestro cuaderno El libro de los procesos donde contamos cómo organizamos el taller, cómo transcurrió y resaltamos la importancia de las artes plásticas en el desarrollo infantil y juvenil.
Al invierno siguiente propusimos Se abre el telón, un taller de una semana donde exploramos diferentes maneras de construir marionetas, que luego tomaban vida en mini-teatros y nos atrevimos a realizar un taller intergeneracional, invitando a los abuelos y abuelas al taller. Fue una experiencia inolvidable y muy enriquecedora.
Y a la primavera siguiente… movidas por las ganas de seguir investigando… nos fuimos a Marruecos. Inspiradas por el trabajo de Arno Stern, quisimos coger las pinturas y materiales de construcción y observar qué pintaban niños y niñas de Burjassot (Valencia), de Berlín y de Chefchaouen. Tú moviste todos sus contactos y estuvimos haciendo un taller de dos días en una escuela infantil y otro taller de unas horas en una escuela rural. Nunca pusimos en común los resultados observados, ni escribimos nada, ni llegamos a ninguna conclusión… pero fue uno de los viajes más especiales que he hecho y que aún sigue fresco en mi memoria…
La Plastiquería ha crecido y ahora cuenta con las competencias de un magnífico Plastiquero. Los dos seguís ofreciendo un espacio de expresión libre y creativa para los niños y niñas de Burjassot.
Cuando voy a visitaros ya no me suenan las caras de los niños y niñas pero sí puedo reconocer algo que se repite a lo largo de los años: las ganas de crear, de expresarse libremente, de experimentar, de tocarlo todo…
¡Qué tranquilidad saber que hay espacios donde las artes plásticas son transmitidas y facilitadas con tanta calidad!
No dejemos que se pierdan las artes en la infancia.
Muchas gracias a La Plastiquería. Muchas gracias por darnos tanto.