felicidad interior- Glücklichsein

Como ya dije en el último artículo: estar contentos nos hace más atractivos a los demás y creamos hormonas (endorfina, serotonina y dopamina) que nos ayudan a conservar el buen humor.
Pero la alegría no lo tiene todo a su favor porque no está de moda y no es cool.
Lamentablemente compartir la alegría nos puede hacer pasar por infantiles, superficiales y hasta tontos a los ojos de los demás. En un mundo en el que hay que sobrevivir, elegir estar feliz es ir contra corriente. Aún así: ¡Elige la alegría!


La alegría requiere grandes dosis de honestidad. 


Si nos falta la alegría, dice Vivian Dittman, la vida se vuelve insoportable. Cuando nos falta la luz no tenemos motivación y no somos capaces de ver el camino… Pero sonreír a toda costa, sin aceptar ni mostrar la rabia, el miedo o la tristeza que sentimos, nos hace enfermar.

Imagina la ira, la tristeza, el miedo y la alegría como las cuatro patas de una misma esencia. ¿Querría una mesa, para ser mesa, más a una pata que a otra?
Las emociones no son ni mejores ni peores sino útiles para ser mesa.

el orden del cosmos

La felicidad o cómo entender la construcción de una mesa.

Vivir la felicidad de manera responsable no significa creer que la vida es de color de rosa, sino reconocer que todo lo que sentimos y todo lo que nos pasa es “correcto” tal y como es. Sin rechazarlo.
Cuando entendemos que la construcción “mesa” es perfecta tal y cómo es y aceptamos, valoramos y amamos todas sus patas por igual, es cuando entendemos el Orden y encontramos la fuente de la felicidad: Nosotros.

No hay mayor felicidad que la que nos rodea a diario. Pasamos la vida buscando algo especial, algo mágico, deseos que nos darán plenitud en un futuro o experiencias que nos hicieron vibrar en el pasado… Y todo esto lo tenemos al alcance de la mano (aquí y ahora).
Cuando descubrimos que la fuente de la alegría y la felicidad está dentro de nosotros… empezamos a desear que todas las personas de este mundo gocen de la misma suerte.
La ira, la tristeza, el miedo y la alegría son las cuatro patas de la mesa que es tu esencia. No son ni buenas ni malas, ni mejores ni peores, son simplemente parte de una construcción perfecta.
Llorar, reír, temblar, gritar, patalear, saltar, bailar… son las señales que nos muestran que estamos sintiendo las emociones y que las emociones están aquí para ser sentidas.

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