¿Cómo fluye la tristeza?
La ira nos enciende rápidamente. Es veloz y nos impulsa a actuar y cambiar algo que no nos gusta.
La tristeza nos envuelve más lentamente y nos lleva a lo más profundo de nuestro ser. Toca nuestro corazón y nos vuelve pesadas*os, lentas*os, intrínsecas*os.
Nos dice: „Deja de luchar. Ahora puedes estar triste. Llora tu pérdida“. Y nos regala la posibilidad de sentir AMOR, PAZ y AGRADECIMIENTO, de dejarnos llevar por la corriente y fluir con la vida y sus acontecimientos.
La tristeza nos dice: „Ni lo que tú has deseado está mal ni lo que te ha pasado es incorrecto. Es sólo que las dos realidades ahora mismo no están de acuerdo“.
Mira de frente tu necesidad, dale el valor que se merece, proyecta luz sobre ella y hónrala. Tu necesitad es importante porque te enseña cuáles son tus anhelos.
Hoy quiero ponerme mi vestido favorito.
Me gustaría ir a la fiesta.
Ojalá que haga sol.
Me gustaría que jugásemos juntos.
Me gustaría que viviesemos juntos.
Desearía que volviese a ser ayer.
Todo esto es importante.
Ahora mira la realidad que te ha tocado vivir y que no está de acuerdo con tu necesidad. Proyecta luz sobre ella y dale las gracias por ayudarte a crecer y a evolucionar.
¿Se ha estropeado tu vestido favorito?
¿Nadie te ha invitado a la fiesta?
¿No puedes irte de viaje?
¿Te has peleado?
¿Te ha dejado tu pareja?
¿Has perdido a un ser querido?
Todo esto da pena y es importante. Porque tú eres importante. Llora. Puedes estar triste.
Reconociendo tus necesidades y deseos y conectando con ellos los haces visibles y más tarde o más temprano encontrarás la forma de satisfacerlos.
Un nuevo vestido.
Organizar tu propia fiesta.
Un cambio de ruta.
Una reconciliación.
Una nueva relación.
El presente.