¿Jugamos?

En la infancia no solo usamos el lenguaje verbal para comunicarnos, sino también el movimiento, el comportamiento, los dibujos y el juego.

El juego tiene la grandeza de poder convertirse en cualquier cosa y la humildad de ser solamente un juego. Cuando jugamos se abre una brecha en la realidad. El tiempo deja de ser lineal y el espacio desdibuja sus límites. Aparece la aventura, la poesía, la magia: lo imposible se hace posible.
¿Qué te gustaría probar? ¿Quién te gustaría ser?
Cuando jugamos (y no solo en la infancia) sentimos la libertad de dirigir nuestras vidas siendo cualquier personaje, sintiendo cualquier emoción y diciendo o haciendo cualquier cosa. Quitamos filtros y escudos porque el juego nos protege.

Los niños*las niñas crecen jugando. Si, como adultos, somos capaces de entrar en su juego sin juicios ni prejuicios, descubriremos cuántas cosas nos quieren decir.
¿Quieres saber cómo aproximarte a este mundo? ¿Quieres saber cómo les puedes acompañar?

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